8. Angelelli

 Autor

Ricardo Mercado Luna

ISBN

978-987-45458-8-6

Ilustración de tapa

Miguel Ángel Guzmán

Reseña

 ENRIQUE ANGELELLI OBISPO DE LA RIOJA. Aportes para una historia de fe, compromiso y martirio

 

 UN CONTEXTO DIFERENTE PARA ESTA CUARTA EDICIÓN

 

Este libro surge del trabajo preparado por Ricardo Mercado Luna para el XI° Seminario de Formación Teológica que, bajo el lema “Dar la vida en la opción por los pobres”, se realizó en La Rioja, en febrero de 1996.

Ese año habrían de cumplirse veinte del asesinato de Monseñor Angelelli, de los curas Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville y del laico Wenceslao Pedernera.

El texto de aquella disertación, una vez pulido y reforzado con la ampliación de fuentes documentales, cobró la forma de un librito, que, con tapa diseñada por Miguel Ángel (Toto) Guzmán, fue publicado por Editorial Canguro en julio del mismo año. Si bien es un texto corto en comparación con varios que aparecerían después, tiene la virtud de ser el primero dedicado a abordar la figura de Angelelli y en sostener sin vacilaciones la hipótesis del homicidio, tan cuestionada por ciertos sectores de la sociedad y aun de la Iglesia misma.

Mercado Luna fue testigo directo de varios de los hechos que aquí se narran. Como asesor legal del Obispo, estuvo siempre alerta y atento a su llamado en los momentos más convulsionados que vivió la diócesis riojana.

En la página 29 de este libro, después de trazar un panorama de La Rioja de los años sesenta y antes de proyectar el recorrido de Angelelli desde su arribo a la provincia, el autor necesita dejar en claro la postura desde la que abordará los hechos narrados:

Desde ya resulta necesario dejar constancia de que la muerte de Angelelli fue un asesinato, un crimen organizado y perpetrado por las estructuras y los hombres que ejercieron el poder en aquellos tiempos.

No reconocerlo así, sería restar luz a la vida y obra de este Pastor, como pretenden sus oponentes de ayer y los que hoy lo niegan refugiándose en las solemnidades de las formas.

El día 5 de agosto de 1976 se inicia en la Rioja el Expte. judicial N° 15731, caratulado: “Angelelli Monseñor Enrique Ángel. Su fallecimiento”. En esta causa el juez Aldo Ramón Zalazar Gómez, resolvió el día 31 del mismo mes “el archivo de los presentes obrados, porque el hecho no constituye delito”.

La verdad no pudo mantenerse maniatada por mucho tiempo. El 20 de setiembre de 1983, el juez Antonio Manuel Condado, en Expte. 23.350, ordena reabrir la causa.

El 13 de noviembre de 1984, el juez Aldo Fermín Morales recaratula la causa “que en adelante rezará –dice– N.N. Homicidio calificado y tentativa de homicidio calificado”.

El juez de esta causa dejaba constancia de una rotunda conclusión: “La muerte de Monseñor Angelelli no obedeció a un accidente de tránsito, sino a un homicidio fríamente premeditado...”

En marzo de 1988, la Corte Suprema de la Nación, resolvió derivar la causa riojana a la Cámara Federal de Córdoba dirimiendo una cuestión de competencia al presumir que el crimen había sido “cometido mediante la utilización del aparato organizado por el poder destinado a la alegada ejecución de criminales para combatir la subversión”.

En junio de 1988 el Fiscal de Cámara pidió la aplicación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

Los criminales se beneficiaban, pero la catalogación de crimen subsiste. El asesinato quedó impune, pero no por eso dejó de ser asesinato.*

  

Esta amarga conclusión de Mercado Luna sobre una supuesta impunidad eterna, tuvo un giro inesperado y a la vez esperanzador a partir del año 2005, cuando se derogan definitivamente las llamadas Leyes del Perdón, que ya habían sido declaradas nulas por el Congreso de la Nación (2003).

Esto dio lugar a que en 2006 se reabriera la causa, la que es elevada a juicio a fines del año 2012, aunque el juicio oral y público comenzaría casi un año después, en noviembre de 2013. A lo largo de más de siete meses de audiencias, comparecieron ante el estrado numerosos testigos, a la luz de cuyas presentaciones se fue armando minuciosamente un puzle con piezas que encajaban perfectamente en esta trama violenta, de persecución, amenazas y hostigamiento.

La conclusión a la que el público arribaba tras presenciar cada una de las audiencias, no hacía más que ratificar lo que el pueblo siempre supo: el asesinato premeditado de su Pastor por parte de un Estado Terrorista.

Lo confirmaron los jueces: “homicidio doblemente calificado por el concurso de dos o más personas y para procurar impunidad” (similar calificación mereció el caso de Arturo Pinto, en grado de tentativa). Ese fue el veredicto del Tribunal Oral Federal en lo Criminal de La Rioja presidido por el Juez José Camilo Quiroga Uriburu, el 12 de septiembre de 2014.

Los criminales condenados fueron: Luciano Benjamín Menéndez y Luis Estrella como autores mediatos. (Otros imputados como Jorge Rafael Videla, Albano Harguindeguy, Juan Carlos “Bruja” Romero y Osvaldo Pérez Bataglia, ya habían fallecido al iniciarse el juicio).

En esta y en otras causas, la justicia dictaminó que tanto Enrique Angelelli como Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y Wenceslao Pedernera fueron víctimas del terrorismo de estado, condenó a culpables y determinó toda una cadena de responsabilidades.

Hoy, justo cuando la Iglesia Católica, a través de su máximo representante, el Papa Francisco, acaba de declarar beatos a estos mártires de la fe, creemos oportuna la reedición de estos “Aportes para una historia de fe, compromiso y martirio” escritos hace más de dos décadas por un apasionado de la justicia que abrazó la profesión de abogado con vocación de servicio, que vivió con dolor el archivo de la causa “Angelelli”, que avizoró un camino nuevo con la anulación de las Leyes del Perdón por parte del Congreso y murió en abril de 2005, antes de que la Corte Suprema las declarara inconstitucionales, pero palpitando la esperanza de que todo ocurriría como finalmente ocurrió.

                                                        

Marcela Mercado Luna