El joven conscripto Martín Zalazar realiza un viaje desde la capital de una provincia argentina hacia el pequeño pueblo de Los Baños, cuyo principal atractivo radica en sus aguas termales. En ese lugar hace contacto con singulares personajes que lo llevarán a vivir diversas situaciones contextualizadas en La Rioja de los años sesenta.

La trama y sus protagonistas abren puertas a numerosas derivaciones que exceden los límites de la anécdota y la geografía de la novela misma.

Espacios reales -como el Señor de la Peña o Córdoba- se combinan con la toponimia ficticia que elige el autor para nombrar indirectamente a lugares concretos, como Las Termas de Santa Teresita, Aimogasta o la ciudad capital, de donde es oriundo el protagonista, quien gracias al oficio de imprentero de su padre, tiene oportunidad de frecuentar a personajes reales (especialmente escritores) que habitaron La Rioja de aquel tiempo.

La vida relajada del interior, las costumbres y los ritos de sus pobladores son los ingredientes que se combinan con las vicisitudes de Martín, cuyo encuentro con Inés, da pie al autor para desovillar una historia paralela, ambientada en la militancia de un grupo de jóvenes cordobeses que desarrollan su actividad en los años inmediatamente anteriores al golpe del setenta y seis.